Crisis en la frontera: ¿qué viene después?
Juan Pablo Ramaciotti
Director Ejecutivo
Centro de Políticas Migratorias
El Mostrador, 4 de mayo de 2023
Necesitamos políticas que no solo se ocupen del ingreso y salida del país de las personas extranjeras, sino también de cómo viven y se integran al país, permitiendo potenciar su aporte y cuidar la convivencia entre todos quienes hoy componemos la sociedad chilena.
La crisis humanitaria que ha tenido lugar en la frontera entre Chile y Perú, requiere de acción inmediata para asistir en sus necesidades básicas a las familias que se encuentran en la zona y permitir que vuelvan a sus países de origen a través de canales seguros. Sin restar prioridad ni relevancia a la solución de corto plazo a esta crisis, es fundamental tomar acciones desde ya que aborden los factores que la provocaron. Entre los relatos recogidos de las personas que esperan retornar a su país, se mencionan distintas razones para haber decidido dejar Chile. Entre ellas, se repiten algunas que son especialmente preocupantes, como el juicio sufrido por personas que llevan años haciendo su vida en nuestro país luego de los hechos delictuales cometidos por otros extranjeros, o la discriminación sufrida por niños y niñas en sus escuelas durante las últimas semanas. La mayor parte de estas personas se encontraban en Chile en situación migratoria irregular.
Que haya personas tratando de salir de Chile no significa que el país se comenzará a vaciar de extranjeros: si hoy se ven entre 100 y 150 personas diarias entre el paso de Chacalluta y Santa Rosa intentando pasar hacia Perú, solo durante el primer trimestre de 2023 se registraron cerca de 10 mil ingresos a Chile por pasos no habilitados. En nuestro país se estima que vive un millón y medio de extranjeros, que representa cerca de un 8% de la población nacional. La forma en que convivamos chilenos y migrantes en el país y las decisiones que tomemos respecto de su integración van a ser decisivas no solo para las personas extranjeras, sino que para el país completo.
En términos económicos, un reciente informe del Banco Mundial (2023) señala que los países que reciben inmigración se benefician significativamente de las contribuciones que realizan los migrantes a través de su participación laboral, aumento en la productividad y aportes al fisco, así como su aporte a una mayor disponibilidad y menores precios de determinados bienes y servicios. Estos beneficios son mayores en la medida que los migrantes logran trabajar de manera formal y en labores acordes a sus competencias profesionales. Un estudio de CEPAL (2022) destaca que los inmigrantes contribuyen en distintas labores, como por ejemplo cuidados, servicios y salud; que han permitido un rejuvenecimiento poblacional, ralentizando la tasa de envejecimiento y revitalizando la tasa de natalidad; y que permiten intercambio cultural en los países, dando paso a mayor diversidad y una cohesión social más pluralista.
Sin embargo, hoy en Chile hay señales de que estamos comprometiendo las oportunidades de potenciar la integración de los migrantes y su aporte al país. Según la encuesta UDP-Feedback, un 88% de los encuestados piensa que la inmigración aumenta la delincuencia, 61% está en desacuerdo con que la inmigración contribuye al crecimiento económico y 84% está de acuerdo con que se expulse del país a todos los extranjeros que ingresan de manera irregular a Chile. La Encuesta Bicentenario UC muestra que el 82% de encuestados piensa que la cantidad de inmigrantes en el país es excesiva, pese a que el 79% nunca o casi nunca ha tenido malas experiencias con ellos.
Desde el Gobierno y el Poder Legislativo los esfuerzos se han centrado en medidas orientadas a fortalecer la seguridad de las fronteras, facilitar las expulsiones y fiscalizar con más atribuciones a la población inmigrante. Más allá de la discusión sobre esas medidas en particular, es tremendamente preocupante que sea la única respuesta que adquiere protagonismo en el contexto migratorio del país. Es fundamental que el Gobierno presente la Política Nacional de Migración, que ha sido pospuesta durante meses; que se adopten medidas para agilizar la convalidación de títulos técnicos y profesionales y el reconocimiento de competencias laborales; que se tomen acciones decididas respecto de quiénes podrán regularizar su situación migratoria; y que se fortalezcan las acciones para apoyar a las comunidades que han recibido una mayor cantidad de inmigrantes.
Necesitamos políticas que no solo se ocupen del ingreso y salida del país de las personas extranjeras, sino también de cómo viven y se integran al país, permitiendo potenciar su aporte y cuidar la convivencia entre todos quienes hoy componemos la sociedad chilena.