Censo y Migración:
Sin margen para medias tintas

Juan Pablo Ramaciotti
Director Ejecutivo
Centro de Políticas Migratorias
La Segunda, 1 de mayo de 2025
Ningún país en el mundo tiene políticas que hayan resuelto todos los desafíos en torno a la migración y los desplazamientos forzados. Sin embargo, hay experiencias y aprendizajes, tanto en el extranjero como en nuestro propio país, que debemos integrar
El Censo 2024 da cuenta de una realidad que ha influido significativamente en el escenario nacional durante los últimos años: 1,6 millones de personas extranjeras viven hoy en nuestro país, equivalente a un 8,8% de la población total, duplicándose el porcentaje de inmigrantes respecto al Censo 2017. Esta transformación plantea oportunidades importantes, pero también desafíos complejos, que no podemos postergar y que no pueden ser abordados a medias.
Depende de la sociedad completa que avancemos hacia una mejor integración y convivencia, fortaleciendo la seguridad y gobernanza de las migraciones y al mismo tiempo potenciando el aporte que la población migrante implica en términos de desarrollo económico, natalidad y participación laboral. Por otro lado, si no tomamos las medidas necesarias, se segurián agudizando las tensiones sociales en torno a la migración, los riesgos vinculados a la seguridad y las barreras que la población migrante ya enfrenta, como la alta informalidad laboral, la precariedad habitacional y las brechas en el acceso a servicios básicos.
Hasta ahora, la respuesta política ha sido fragmentada, a menudo marcada más por impulsos reactivos que por estrategias sostenidas. El momento actual exige algo distinto: políticas migratorias integrales, diseñadas con una mirada de corto y largo plazo, que combinen de manera estratégica la necesidad de orden y seguridad con una apuesta por integrar a quienes hoy son parte de nuestro país y participarán junto a sus hijos del futuro de Chile. No se trata solo de controlar fronteras o impedir el ingreso irregular (ambas cosas fundamentales), sino de potenciar también vías legales y seguras de ingreso, reforzar la persecución del crimen organizado en coordinación con otros países, hacer más eficiente la institucionalidad migratoria, garantizar el acceso a servicios esenciales y promover la inclusión social y económica de quienes hoy son parte de nuestras comunidades.
Ningún país en el mundo tiene políticas que hayan resuelto todos los desafíos en torno a la migración y los desplazamientos forzados. Sin embargo, hay experiencias y aprendizajes, tanto en el extranjero como en nuestro propio país, que debemos integrar. La colaboración de la sociedad civil, el sector privado y la academia con el Estado es fundamental para identificar caminos que permitan avanzar en este tema y no seguir polarizando más la discusión. Eso requiere también la valentía de los líderes políticos para abordar con altura de miras un tema que se presta para estridencias, especialmente en contextos electorales.
Si la acción del Estado frente a la migración sólo se queda en respuestas reactivas, sensacionalistas o incompletas, vamos a estar condicionando nuestro presente y futuro. La migración, si se gestiona con visión y seriedad, puede ser una oportunidad enorme para Chile: una fuente de dinamismo económico, innovación cultural y renovación social frente al envejecimiento de nuestra población. Pero para ello debemos dejar atrás las respuestas cortoplacistas y enfrentar la cuestión migratoria como lo que realmente es: un desafío del Chile presente y futuro, pero también una oportunidad para fortalecernos como comunidad país y potenciar nuestro desarrollo humano y económico.
